Antes de comenzar a crear nuestros rótulos, debemos establecer una estrategia para definir nuestra meta.
Ser consciente de que el poder lo tiene el consumidor
La información está en todas partes al mismo tiempo y los usuarios están muy bien informados sobre la mayor parte de productos sobre los que se interesan, con lo que la venta debe fundamentarse en el diálogo y la mercadotecnia, en conectar y cooperar, no en vender con un monólogo.
Desarrolla tu estrategia dirigiéndote solo al público objetivo
Hay que buscar un nicho y cerciorarse de que hay mercado para ese nicho. En este sentido, debemos saber que toda sociedad tiene diferentes conjuntos de personas, diferenciadas por su nivel económico.
Elabora una estrategia a partir de ese conjunto de clientes
Ya teniendo claro el segmento al que dirigirse, se aconseja el centrarse en la propuesta de valor que se va a ofrecer a los clientes, y de esta manera podemos diseñar unos rótulos orientados a comunicar esta propuesta de valor, no las peculiaridades de nuestros productos que es lo que acostumbra a hacerse en general.
Centrarse en la manera de distribuir y entregar el producto, no exclusivamente en el producto en si.
Lo ideal es que nos planteemos si existe alguna forma de redefinir nuestra distribución y entrega, para ofrecer considerablemente más valor al usuario. Ciertas empresas ya lo han hecho, como Dell (a nivel internet) y también Ikea (planeta offline).
Al dirigirnos al cliente, debemos tener en cuenta 3 aspectos:
El valor que deseamos transmitir.
Ofrecer información práctica y de utilidad para el usuario.
Algo que active a nuestro consumidor y le divierta, que le haga reflexionar.
Teniendo en cuenta estos puntos podemos generar unos rótulos realmente efectivos que aporten valor y nos diferencien del resto de nuestra competencia. No debemos basarnos exclusivamente en definir características y precios, debemos sacar partido a nuestros rótulos ofrenciendo información que nos diferencie de nuestra competencia.
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