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Historia del Toro de Osborne

Con unas medidas de 13,3 metros de altura, 150 m2 de superficie y 4 toneladas de peso incluyendo la estrucutra y con 91 representaciones situadas en diferentes puntos geográficos del país, el Toro de Osborne, diseñado por Manuel Prieto, se convirtió en un ejemplo de rotulación con carácter que prevalece hoy en día como símbolo nacional.

"Ha superado su inicial sentido publicitario y se ha integrado en el paisaje y debe prevalecer, como causa que justifica su conservación, el interés estético o cultural, que la colectividad le ha atribuido", manifestaba el Tribunal Supremo en el año 1997 cuando declaraba el Toro de Osborne, patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España.

La silueta de la valla publicitaria va más allá de la figura del toro y aunque una gran parte lo relaciona con la fiesta taurina tan conocida internacionalmente, su interpretación tiene dos lecturas. Desde el punto de vista artístico, presenta un diseño de calidad con una evolución desde el boceto original y su fabricación en los talleres de los hermanos José y Félix Tejada Prieto.

El toro de Osborne

Pertenece al llamado arte pop tan popular en la década de los '50, en el que se utilizaban elementos pertenecientes a la cultura popular para hacer publicidad. Con este estilo contemporáneo se pretendía llegar al máximo público posible a través de un mensaje sencillo y claro y dirigido al común de la sociedad. Además, el toro de lidia es un claro símbolo de la cultura andaluza en donde el grupo Osborne tiene su sede.

Desde el punto de vista de la sociedad, el Toro de Osborne más que una rotulación espectacular, representa un valor sentimental, de compañerismo y un símbolo nacional. De hecho, fue la sociedad española junto con las comunidades autónomas quienes consiguieron indultarlo tras aprobrarse, a lo largo de los años, varias normativas que imposibilitaban mantener la famosa rotulación en la tierras adyacentes a las carreteras españolas.
La primera data del año '62 donde se obligaba a la publicidad a alejarse 125 metros, lo que obligó a reinstalar el Toro de Osborne en los campos de España, aumentando la altura a 14 metros para que fuera visible por los conductores. Y la segunda, de 1994, donde se prohibía la publicidad en autopistas y carreteras.

Con 4 metros de altura y hecho de madera en sus inicios, actualmente el Toro de Osborne tiene 7 metros y está construído de chapa metálica, para que aguante la intemperie.

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